Día de la Candelaria: luz, tradición y tamales

México tiene grandes tradiciones durante todo el año y la mayoría, si no es que todas, tienen en común alguna delicia gastronómica.

La fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, o mejor conocida como la celebración en honor a la Virgen de la Candelaria, se lleva a cabo el 2 de febrero y se conoce de diversas maneras: Día de la Candelaria, Presentación del Señor, la Purificación de María, la fiesta de las Candelas, entre otros nombres. Estos nombres reflejan el significado de este acto religioso como la presentación de Cristo (por su madre), como una luz que ilumina al mundo como una vela o candela, de ahí el nombre de Candelaria.

Esta costumbre comienza a principios del año con la Rosca de Reyes, en la que todos aquellos que hayan obtenido el niño oculto, deberán hacer una fiesta, principalmente con tamales y atole, ambos hechos de maíz. 

Adicionalmente, esta festividad tiene relación tanto con las raíces prehispánicas con las costumbres católicas. En el calendario católico, este día conmemora la presentación de Jesús en el templo. Mientras que la fecha también está ligada con el inicio del ciclo agrícola desde la época prehispánica, dado que el 2 de febrero coincide con el undécimo día del primer mes del antiguo calendario azteca.

Este acontecimiento es celebrado en el pueblo de La Candelaria, Coyoacán, Ciudad de México. Una fiesta muy colorida y con gran cantidad de flores naturales sostenidas en estructuras de madera, los tapetes de aserrín pintado no se quedan atrás. Los cohetes, castillos multicolores y una de sus mayores tradiciones, los tamales y “la atolada”, llamada así por la cantidad de atole que se obsequia para mitigar el frío que se vive.

Para esta conmemoración la gastronomía mexicana no se queda atrás, y es que los tamales juegan un papel principal y su presencia en la mesa es casi obligatoria. La diversidad de sabores es tan vasta como las regiones de México.

¿Alguna vez has escuchado sobre los tamales de piedra? Se les llama así, porque son duros, se preparan sin manteca ni levadura, por lo tanto, no esponjan. Se elaboran con masa, caldo de frijol y se envuelven con hojas de aguacate, muy probablemente así se comían en el mundo prehispánico.

Inclusive se dice que antes de las tortillas hubo tamales y supuestamente hay vestigios arqueológicos que lo prueban. No eran como los de ahora, pero estaban en un envoltorio de masa sin nixtamalizar.   

Los tamales se pueden clasificar por su envoltura, por su tamaño, por sus ingredientes, por su forma, por su función, tipo de masa, sabor y relleno o por su cocción. También hay muchas variedades: blancos, nacatamales, de cerdo, de biznaga, de acelgas, agrios, tarascos, canarios, de cazuela, de espiga, de chía, de elote, de flor de calabaza, de fresa, tontos, uchepos, corundas (amarillas, de haba, de queso, de trigo), de zarzamora, de aguamiel, entre muchos otros más.

El Día de la Candelaria en México es una celebración que fusiona lo sagrado con lo cotidiano, lo antiguo con lo moderno. Los tamales, con sus raíces en la historia mesoamericana, son la chispa que enciende esta festividad al llenar los hogares con el calor de la tradición y el sabor inconfundible de la cocina mexicana.